domingo, 31 de enero de 2016

Montaje de red Wi-Fi

Hola a todos. Hacía ya varias semanas que no tocaba en este blog el tema de redes, en concreto desde que hice este artículo, el cual hablaba de la segunda creación de una red local conectando varios PCs a un switch y todos los switches a un superswitch, para así interconectar todos los equipos.

Hoy vamos a hablar acerca del montaje de una red inalámbrica con un router doméstico, que se conectará a un PC a través de un cable Ethernet RJ-45 para poder configurarlo y luego se conectará a un teléfono móvil mediante Wi-Fi.
Para poder configurar el router, necesitamos un cable Ethernet RJ-45 para conectarnos a él mediante un ordenador y así poder acceder a la configuración, y un cable de alimentación para poder enchufarlo a la corriente.

El primer paso, será conectar el router a la corriente y encenderlo. Después, conectaremos el cable Ethernet (seguramente venga uno incluido en la caja) a uno de los puertos LAN del aparato (normalmente suele haber cuatro puertos LAN y un puerto WAN, que será el que nos dé conexión a Internet). Ahora, deberemos acceder a la configuración del router a través de un navegador web.

Puede que haya algunos enroutadores que necesiten de un disco para configurarlo y no nos dejen acceder directamente a la configuración web. Si es así, deberemos de introducir el disco en la unidad de CD/DVD del ordenador y seguir los pasos del fabricante para poder configurarlo.

Lo normal es que el router ya venga de fábrica con unos valores predefinidos y podamos configurarlos directamente desde el navegador web. Si es así, deberemos abrir una consola de comandos (buscamos cmd o Símbolo del Sistema) e introducir el siguiente comando:

C:\Users\tu_usuario\>ipconfig

Una vez hecho esto, nos aparecerá toda la información de los adaptadores de red. Nosotros vamos a centrarnos en el adaptador de Ethernet, donde nos aparecerá algo así:
Ahora vamos a ir nuestro navegador web y vamos a introducir en la barra de direcciones la puerta de enlace predeterminada que nos ha aparecido en la consola de comandos. En mi caso, es 172.30.0.1, pero lo normal es que casi todos los routers vengan con las direcciones 192.168.1.1 o 192.168.0.1, aunque no tiene por qué ser así.

Seguramente ahora nos pedirá un nombre de usuario y una contraseña. Este suele ser en todos los routers admin o 1234, así que debes probar todas las combinaciones posibles en el campo de usuario y contraseña hasta que logres acceder.

Si no lo consigues, mira el manual del fabricante, ya que es más que probable que en las instrucciones aparezcan los datos de inicio de sesión. Si estás configurando el enroutador de tu proveedor de Internet y tampoco consigues entrar, deberás llamar a la compañía para que te dé el acceso.

Cuando hayamos entrado a la interfaz web de nuestro aparato, nos aparecerá algo así. Si tu interfaz no coincide, estate tranquilo, ya que, aunque haya diferencias, todas suelen ser parecidas en cuanto a funciones y distribución de los apartados de configuración.

Ahora, para configurar la red Wi-Fi del router, deberás ir al apartado Wireless. Desde aquí, podrás habilitar o deshabilitar la conectividad inalámbrica y cambiar algunos parámetros interesantes, aunque de momento nos ceñiremos a lo básico.

En la configuración básica, deberás dar un nombre a tu red (SSID), elegir un modo de red en función del tipo de tarjeta de red que tengan tus dispositivos (b, g, n, mixta...), su frecuencia (20 o 40 MHz), su canal y si quieres que la red esté en modo activo o pasivo (esto correspondería a mostrar o no mostrar la red Wi-Fi al público). Cabe destacar que si eliges el modo de red mixto, la red inalámbrica irá más lenta.

También tendrás que asignar una contraseña a la red dentro del subapartado de seguridad dentro del apartado Wireless. Lo más recomendable es que sea una clave WPA2 con cifrado AES.
Para más seguridad, podemos filtrar las direcciones MAC que deseamos que se conecten a la red. Esto no es infalible, pero pondrá más barreras a los usuarios que no queremos que se conecten a la red. Podemos usar el filtrado para cortar el acceso a determinados usuarios o bien para dárselo solo a unos pocos.
Una vez hecho esto, ya tendríamos montada nuestra red inalámbrica. Como ves, no es muy difícil y seguramente, si tu router no es TP-LINK, habrás comprobado que el proceso es muy similar. En los routers que pertenezcan a una compañía concreta, el proceso también será parecido o incluso más fácil, ya que, por ejemplo, en los aparatos que proporciona Movistar, podemos configurar todo esto fácilmente y en castellano.

Puedes encontrar todo este proceso representado claramente en el archivo de Packet Tracer que podrás encontrar aquí.

Otra manera de hacer un montaje rápido de una red Wi-Fi cuando necesitemos Internet en nuestro ordenador o en otro teléfono, sería compartir nuestros datos móviles desde nuestro dispositivo móvil.
Espero que te haya servido el artículo. Cualquier duda puedes comentarla a través de este mismo artículo, estaré encantado de ayudarte. ¡Saludos y buen fin de semana! :)

lunes, 18 de enero de 2016

Instalando Windows 7 en una máquina virtual

En la entrada anterior vimos las ventajas y las desventajas de instalar una máquina virtual, al mismo tiempo que dimos los consejos pertinentes para que la creación de esta fuera correcta.

Hoy, en esta entrada, vamos a instalar Windows 7 en una máquina virtual de principio a fin, mostrando el proceso completo. Empecemos.


Lo primero de todo, será abrir el programa VirtualBox (puedes descargarlo desde aquí) y hacer clic en el botón 'Nueva' para empezar la creación de la máquina. Una vez hecho esto, tenemos que darle un nombre a la máquina y seleccionar el sistema operativo que vamos a instalar y su versión.


También tenemos que seleccionar la memoria RAM que vamos a usar. No podemos utilizar ni más memoria de la que tenemos físicamente instalada en el ordenador ni la cantidad entera de memoria que tenemos instalada. Por ejemplo, en el ordenador que estoy utilizando ahora con Windows 10, tengo 4GB de memoria RAM, con lo cuál el máximo de memoria recomendable serían 2GB, aunque yo voy a darle únicamente 512MB.


Ahora, tenemos que crear un disco duro virtual, con lo cuál, dejamos la opción que viene por defecto (<<Crear un disco duro virtual ahora>>) y continuamos hasta llegar al momento en el que nos toca elegir el almacenamiento de la máquina virtual. Al igual que con la memoria RAM, no podemos elegir ni más almacenamiento del que tenemos físicamente en el ordenador ni el almacenamiento entero. Lo ideal, para cualquier máquina virtual, suelen ser 25GB (VirtualBox selecciona por defecto el tamaño mínimo recomendado).


Después nos va a pedir si deseamos que el almacenamiento de la máquina sea fijo o reservado dinámicamente. Con el primero, vamos a tener un tamaño fijo -como su propio nombre indica- y con el segundo tendremos el tamaño que hemos seleccionado, pero este será ampliable según vayamos almacenando cosas en la máquina. En principio, es mejor elegir tamaño fijo, ya que, gracias a este, la máquina virtual irá más rápido.


Una vez hayamos creado todo, vamos a iniciarla y a ver lo que nos aparece.


Ahora nos toca cargar la imagen ISO del instalador que tengamos para instalar. Para ello, hacemos clic en el icono de la carpeta, la buscamos en nuestro explorador de archivos, la cargamos y hacemos clic en 'Iniciar'.


Si hemos hecho todo bien, empezará la instalación correctamente. Una vez arranque, tenemos que seleccionar nuestro idioma, el de nuestro teclado y el país al que pertenecemos.


Una vez hecho esto, procedemos a la instalación del sistema.


Aceptamos los términos, continuamos y seleccionamos el tipo de instalación que deseamos realizar (actualización o personalizada). En un ordenador real, lo más recomendable es elegir una instalación personalizada, pues así podremos eliminar particiones, crearlas y darles un formato. De la otra forma, lo único que haremos será instalar el sistema operativo sobre todo lo que tenía el disco duro anteriormente.


Nosotros seleccionaremos la opción personalizada y veremos que, en la máquina virtual, aparece todo el espacio sin particionar. Esto es porque en este disco duro virtual, nunca se ha instalado nada (raro sería). Para proceder con la instalación, podemos hacer la partición nosotros o hacer clic directamente en 'Continuar'. Como solamente vamos a tener una partición, de ambas formas se va a instalar correctamente. Si no hacemos nosotros la partición y dejamos todo el espacio sin asignar, el sistema lo formateará y lo particionará automáticamente.


Después de hacer el particionado, empezará la instalación del sistema operativo; con lo cuál, tendremos que esperar hasta que termine para empezar a configurarlo.


Cuando la instalación termine, tendremos que escribir nuestro nombre o el de la persona que vaya a administrar el equipo (posteriormente, podremos añadir más usuarios para que también puedan utilizar el equipo). También, tendremos que escribir un nombre de equipo (después se puede modificar, pero es mejor elegir uno ahora, ya que el modificar muchas veces el nombre del equipo posteriormente podría dar lugar a errores).


Después tendremos que elegir una contraseña para el equipo. No es obligatorio escribir una, y tampoco es necesario tratándose de una máquina virtual, pero en un ordenador de verdad es conveniente hacerlo para que otras personas no puedan usar el equipo sin nuestro consentimiento.


Una vez configurados los datos de usuario, tendremos que escribir nuestra clave de producto. Si no tenemos una ahora mismo, podemos hacer clic en 'Siguiente', pues podremos activar Windows más tarde.


Ahora tendremos que configurar nuestras actualizaciones. Yo recomiendo seleccionar la opción de instalar únicamente las actualizaciones importantes, pues la opción de usar la configuración recomendada nos instalará todas las actualizaciones. Si deseas ayudar a Microsoft, puedes seleccionar esta última opción, aunque yo recomiendo seleccionar la opción de instalar automáticamente solo las actualizaciones importantes.


También tendremos que seleccionar nuestra zona horaria y la hora y fecha en la que estamos. Lo normal es que la que viene por defecto ya sea la correcta.


Si estamos conectados a Internet, Windows nos preguntará a qué tipo de red estamos conectados (hogar, trabajo o pública). Es importante no seleccionar, por ejemplo, la opción de 'Hogar' si estamos en un sitio público como una cafetería o un aeropuerto, ya que al seleccionar el tipo de red, Windows aplicará la configuración de firewall, privacidad y otros parámetros de seguridad pertinentes. Yo seleccionaré 'Trabajo' como tipo de red.


Una vez finalizada la configuración, se nos iniciará el sistema operativo.


Una vez hecho esto, ya podremos usar el sistema operativo como si fuera un ordenador de verdad. Como dijimos en el artículo anterior, no será tan rápido como si estuviese instalado en la máquina de manera nativa, pero al menos podremos probarlo todo lo que queramos, ya que aunque se estropee la máquina virtual, nuestro sistema operativo principal no se verá afectado de ninguna forma.


Podemos hacer esto mismo con cualquier sistema operativo, ya sea con OS X, con Linux (por ejemplo, con Ubuntu), con cualquier otra versión de Windows o, en definitiva, con cualquier sistema operativo.


Espero que te haya servido este tutorial para poder instalar cualquier sistema operativo en una máquina virtual. Recuerda que si tienes alguna pregunta, puedes hacerla a través de los comentarios de esta misma entrada. ¡Saludos!

viernes, 8 de enero de 2016

Creando una máquina virtual

¡Hola! En el día de hoy vamos a proceder a instalar un sistema operativo en una máquina virtual para así ver todas sus ventajas e inconvenientes.

La principal ventaja de las máquinas virtuales es que podemos simular prácticamente todo: sistemas operativos, servidores, almacenamiento, etcétera. Y además de software, también se podrá simular el hardware, como la disquetera, tarjeta de red, el disco duro...

Particularmente, ahora vamos a ver la instalación de un sistema operativo, pero es conveniente saber que se pueden virtualizar más cosas. Podemos instalar tantos sistemas operativos como queramos, por lo que las posibilidades son infinitas.

Un software gratuito bastante útil para poder instalar máquinas virtuales es VirtualBox.


Tener un sistema operativo virtualizado tiene otra ventaja bastante importante, y es que lo que hagamos dentro de la máquina virtual no afecta al sistema operativo principal, por lo que podremos hacer pruebas, ejecutar virus, modificar el sistema operativo y, en definitiva, cualquier cosa que se nos ocurra, pues nuestro sistema operativo principal seguirá intacto.


Eso sí, hay que tener en cuenta que no podemos asignarle a una máquina virtual más recursos de los que tiene nuestro hardware real. Por ejemplo, si tenemos 8GB de RAM, no podemos asignar a la máquina 16GB, pero tampoco debemos asignarle los 8GB porque nuestro sistema operativo principal se quedará sin memoria RAM; con lo cual, tenemos que pensar la memoria que le asignaremos. Con lo cual, esta es una desventaja de las máquinas virtuales: que consumen muchos recursos.


Pasa lo mismo con el disco duro, podemos simular que tenemos tantos discos duros como se nos ocurra, pero sin sobrepasar el espacio total de almacenamiento que tiene nuestro ordenador, pues el espacio que asignemos a la máquina se reservará exclusivamente para esta (luego, si nos arrepentimos, se puede borrar la máquina y recuperaremos el espacio, así que no hay por qué preocuparnos).


Para hacer esto, he utilizado Windows 7 como sistema a instalar en la máquina virtual teniendo Windows 10 como sistema operativo principal. Al abrir la máquina por primera vez, se nos pedirá que carguemos la imagen ISO que contiene el asistente de instalación del sistema operativo a instalar.


Una vez hecho esto, la instalación empezará exactamente igual que si hubiéramos metido un DVD en nuestro ordenador. Una vez esté el sistema operativo instalado, solamente tendremos que configurarlo y ya podremos empezar a utilizar nuestra máquina.


Después de todo, las máquinas virtuales tienen muchísimas ventajas y pueden ser muy útiles para probar determinadas cosas.

Las desventajas de todo esto sería que una máquina virtual consume bastantes recursos, ya que tiene que tener reservada parte de nuestra memoria RAM (en función de la cantidad de memoria que le hayamos asignada) y parte de nuestro disco duro. Además, esta irá más lenta que si usáramos el sistema operativo de manera nativa, ya que el procesador tendrá que atender a ambas máquinas y eso hará que el ordenador se ralentice mientras estemos ejecutando nuestra máquina.

Espero que te haya servido el artículo. Si tienes alguna duda puedes preguntar lo que quieras a través de los comentarios. ¡Buen fin de semana!